Convención sobre los Derechos del Niño

La Convención sobre los Derechos del Niño es el tratado internacional más ampliamente ratificado en el mundo. Fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989 y entró en vigor en 1990. Reconoce a niñas, niños y adolescentes como sujetos plenos de derechos, y establece obligaciones específicas para los Estados en materia de protección, desarrollo, participación y acceso a justicia para la infancia.

El texto consagra derechos esenciales como el acceso a la educación, a la salud, a una vida libre de violencia, al juego, a la identidad y a ser escuchados en todos los asuntos que les afecten. También prohíbe expresamente toda forma de maltrato, negligencia, tortura o privación arbitraria de libertad. La Convención exige que los Estados adopten medidas legislativas, administrativas y sociales que garanticen el interés superior del niño como principio rector.

Su implementación real supone retos significativos en contextos donde hay discriminación estructural, violencia institucional, pobreza o criminalización de la niñez y adolescencia. Por ello, el seguimiento por parte del Comité de los Derechos del Niño y la participación activa de la sociedad civil resultan fundamentales para hacer exigibles los compromisos asumidos.